Secciones

Mostrando entradas con la etiqueta Arte y cultura. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Arte y cultura. Mostrar todas las entradas

25 marzo, 2015

Filmografía recomendada: 24 Hour Party People




24 Hour Party People es un film británico del año 2002 dirigido por Michael Winterbottom y protagonizado por el cómico Steve Coogan. Se trata del duodécimo trabajo del director de Manchester, que alcanzó en este proyecto su pico artístico y de influencia.

La película, un híbrido entre drama y comedia, con pinceladas absurdas dentro de un tono cuasi-histórico, cuenta la historia de la discográfica inglesa Factory Records, y de la famosa discoteca The Haçienda de Manchester, ambas a cargo del genial y avispado Tony Wilson (Coogan), además del ascenso de dos bandas icónicas de la cultura pop británica, y, por extensión, europea y global, Joy Division y The Happy Mondays. De hecho, el film aprovecha a estas dos bandas y su respectivo período de influencia y áuge, para dividir la cinta en dos estadios diferenciados, comenzando por el ascenso de Joy Division y la apuesta de Tony Wilson por ellos, interrumpida por el suicidio del vocalista Ian Curtis, y continuada por la irrupción en la escena de Shaun Ryder y sus Happy Mondays, su ascenso a la fama, y la apertura y posterior clausura de la discoteca más célebre de Manchester. Entre medias, la cinta repasa, a un ritmo verdaderamente vertiginoso, otros asuntos y personajes de aquella época, como la reconversión de Joy Division en New Order tras la muerte de Curtis, el papel crucial de Martin Hannet y sus producciones para el desarrollo del punk y el new wave, o el fracaso de Tony Wilson en su apuesta por una industria musical libre de los tentáculos opresores de jefes corporativos o directivos discográficos, y su entrega de poder a los músicos, que ayudan a entender un poco más la repercusión real y social de toda la movida de Madchester.



La peli esta estructurada como un falso documental, donde el protagonista se gira de vez en cuando para conversar directamente con el espectador. De hecho, en una escena, el auténtico Tony Wilson aparece encarnando a un redactor televisivo. El ritmo de la cinta es frenético, algo obligado dada la enorme cantidad de eventos y anécdotas que incluye: se trata de un resumen de dos horas sobre algunos de los eventos más significativos (musicalmente hablando, y ya sabemos lo amplio de este espectro) de un lapso temporal total de casi dos décadas, las que comprenden entre finales de los años 70 y mediados de los 90. La selección musical, como cabe esperar, es exquisita, con éxitos y artistas de culto como Iggy Pop o The Sex Pistols, entre muchos otros. El desempeño del elenco de actores es soberbio, y dotan a la cinta de gran credibilidad. De la misma manera, hay que destacar sobre el resto el tono cínico y un tanto absurdo del genial y estirado Steve Coogan, que borda su papel y lo adorna con multitud de frases y declaraciones célebres, ingeniosas, agudas y egomaníacas.


Se trata, por tanto, de un perfecto ejercicio de humor, un fiel recorrido por la contracultura británica de finales de siglo cargado de referencias e influencias, y, en última instancia, de una exquisita muestra de buen cine contemporáneo que a buen seguro resistirá las embestidas del tiempo y se conservará durante muchas décadas como un film fresco, creativo e ilustrativo. La densa carga de información que merece la pena apresar practicamente obliga a revisionar la cinta para no dejar pasar nada por alto. Manchester fue el inicio de dos revoluciones músico-culturales de obligada comprensión para poder entender la mentalidad de los jóvenes europeos en una etapa tan caótica. Desde este prisma, el papel de Tony Wilson y los artistas de Factory Records fue pionero dentro de una sociedad que empezaba a acostumbrarse a encumbrar artistas y agasajarlos con fama y fortuna, y se comenzaba a plantear una problemática respecto a ello que acabó derivando en la Generación X y en el nacimiento de la cultura rave. La actitud ante la realidad de esta amalgama de drogadictos, ególatras, cabrones presuntuosos y, en definitiva, artistas de talento, a buen seguro le inspirará y le sacará un par de carcajadas. El espíritu de este grupo de personas, a caballo entre la genialidad y la decadencia,  queda reflejado en una frase de John Ford parafraseada durante la peli: " Si tienes que elegir entre la verdad y la leyenda ... Print the legend".


Gervasio Sánchez, o el horror hecho arte




Gervasio Sánchez es un periodista y fotógrafo español, nacido en Córdoba en el año 1959. En su dilatada carrera, ha cubierto y registrado numerosos conflictos internacionales, como la Guerra del Golfo, la Guerra de Bosnia y otros acontecimientos relativos a la desfragmentación de la antigua Yugoslavia, o eventos bélico-políticos acontecidos en América Latina. Por su excelente trabajo, ha ganado infinidad de premios a nivel nacional e internacional, destacando el Premio Ortega y Gasset de Periodismo en categoría gráfica en el 2008, el Premio Nacional de Fotografía, en 2009, o el Premio Julio Anguita Parrado, en 2011, además de otros reconocimientos como Hijo Adoptivo de Zaragoza, en 1998, o la Medalla al Mérito Profesional otorgada por el gobierno de Aragón en el año 2004.

Pese a haber trabajado para y colaborado con diversos medios, véase La Vanguardia, la Cadena Ser o la edición hispana de la BBC, gran parte de su actividad profesional la ha desempeñado como periodista independiente. Ha sacado adelante más de una decena de publicaciones periodísticas y fotográficas, destacando algunas como El cerco de Sarajevo, de 1994 sobre el conflicto yugoslavo, Vidas minadas, en 1997 sobre lo que presenció en su viaje a Angola, La caravana de la muerte: víctimas de Pinochet, en 2001, Salvar a los niños soldados, una novela del 2004, Sierra Leona: Guerra y Paz, un documento fotográfico lanzado en 2005, o Desaparecidos, publicado en 2011 tras 13 años de preparación, sobre el drama que acompaña a la desaparición humana, en países como Camboya, Perú o Colombia.

Gervasio Sánchez y su objetivo en Sarajevo, Bosnia
Es célebre el incidente que protagonizó en el acto de entrega del premio Ortega y Gasset que le fue concedido en 2008, donde acusó desde su discurso de agradecimiento al gobierno español de predicar políticas de paz y anti-beligerantes, mientras toma parte activa en el mercado de tráfico de armas. Aquel día pronunció estas palabras:


[...] Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años.

Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad. Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad.

Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de Kenji Mizoguchi. Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.

Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.

Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.

Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos.

Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.

Muchas gracias

El trabajo de Gervasio representa el más puro y genuino sentido y significado del periodismo; poner de manifiesto problemas o situaciones que deliberadamente son ignorados por autoridades, instituciones y prensa. La labor de Gervasio Sánchez y la de cualquier otro periodista cargado de pasión, ideales, iniciativa y buenos propósitos se torna indispensable en una sociedad donde la tendencia a escurrir el bulto resulta con mucho la más beneficiosa para la salud mental. Y es que el horror de la guerra y la destrucción que lleva retratando con autonomía, firmeza, determinación y precisión durante más de dos décadas, fácilmente podría quitarnos el sueño a poco que profundicemos en la reflexión acerca de la realidad social que existe en otros países, en muchas ocasiones no tan lejanos al nuestro ni en kilómetros ni en cultura, y la manera en que nosotros mismos, habitantes del auto-denominado primer mundo, valoramos nuestro estado del bienestar. La función social de profesionales de la información que aún mantengan un compromiso para con la veracidad y la fidelidad a la realidad, sin voluntad de esconder o suavizar nada, se antoja esencial, si no obligada, en esta sociedad sobrecargada de estímulos, influencias e intereses personales, donde tan fácil resulta adoptar una postura pasiva respecto a la prensa sensacionalista, y donde tanto esfuerzo requiere quitarse la venda de los ojos para poder ejercer una actitud crítica.

Gervasio Sánchez ha recorrido el mundo registrando injusticias y atrocidades derivadas de la guerra, dando voz y dotando de plataforma de denuncia a las víctimas de operaciones militares abusivas y desmedidas, que han utilizado argumentos políticos para propiciar y justificar todo el terror y el daño que uno pueda concebir. Estos son algunos de sus testimonios ...
La fotografía 'Sofia y Alia', ganadora del premio Ortega y Gasset en 2009




















23 marzo, 2015

Drug-dealer kings meeting


Frank Lucas fue un narcotraficante afroamericano que controló el tráfico de drogas en Harlem en los años que abarcan desde finales de la década de los 60 hasta mediados de los años 70. Para quien no conozca la representación cinematográfica de su vida ( American Gangster, dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Denzel Washington y Russell Crowe), Frank asumió el control del negocio de estupefacientes en el barrio neoyorquino tras la muerte de su jefe, Bumpy Johnson, a quien servía como chófer y hombre de confianza. Durante su período de actividad ilícita, Frank creó una organización con su gente de confianza ( esto es, su familia; hermanos y primos) y comenzó a traerse la droga directamente desde Vietnam, aprovechando que el gobierno americano aún mantenía sus narices incrustadas en el país oriental. Su heroína era más pura que la de la competencia, y era vendida a un precio la mitad de barato. Mediante contactos en el ejército, conseguía introducir la heroína en el país oculta en los ataúdes de los soldados caídos en suelo asiático, y la distribuía bajo el suntuoso nombre de Blue Magic, en un auténtico y magnífico ejercicio de marketing. Como en la mayoría de casos cuando de narcos se trata, la historia de Frank Lucas es una historia de áuge y caída. En 1975 fue detenido y condenado a 70 años de prisión por haber inundado Harlem de la más pura mierda vietnamita. Fue entonces cuando se decidió a colaborar con la policía y entregó infinidad de nombres de sus contactos y compadres del hampa. Pero su declaración será recordada sobre todo por haber involucrado en ella a tres cuartas partes de la Agencia de Nueva York de Control de Drogas ... Frank habrá pensado que él no iba a ser el único corrupto en comer trena. Gracias a su valioso testimonio, la condena le fue reducida en 60 años, abandonando la penitenciaría en 1991 y dedicando el resto de sus días a tratar de enmendar, en la manera de lo posible y plausible, el caos y la destrucción que trajo a la ciudad años antes.

Algunos titulares de prensa sobre el Rey de Harlem
Leroy "Nicky" Barnes era el otro gran traficante de la época (interpretado en el film de Ridley Scott por Cuba Gooding Jr. ). De familia humilde y con un padre dictatorial y alcohólico, Nicky escapó jóven de su hogar y se convirtió en adicto a la heroína varios años durante su veintena. Tuvo que ingresar en prisión, por delitos de tráfico de drogas en pequeña cantidad, para conseguir dejar atrás el hábito. En el trullo conoció al célebre Joe 'Crazy' Gallo, miembro de la familia criminal de los Colombo, y a otros miembros del clan de los Lucchese: la flor y nata de la sociedad neoyorquina, vaya. Fue Joe Gallo quién vió en Nicky potencial para sostener y dirigir un mercado de heroína para población negra. Ya fuera de prisión, gracias a un abogado conseguido por Gallo, Nicky comenzó a mover la droga. Para hacerlo de manera más eficiente, creó un grupo, llamado The Council, una organización de siete hombres que funcionaba al estilo de las familias italianas. El consejo se encargaba de solucionar inconvenientes y mediar en disputas entre pequeños afiliados. Nicky pronto se ganaría el nombre de "Mr. Untouchable"... aunque no resultó ser tan intocable; el 5 de junio de 1977, Barnes apareció en la portada del New York Times Magazine, con un poderoso semblante y en actitud desafiante. Previamente, los redactores de la revista chantajearon a Nicky con utilizar su ficha policial para la portada si no accedía a posar. Y fue precisamente esta petulante pose la que despertó los recelos del mismísimo presidente Jimmy Carter, que se sintió profundamente preocupado ante la visión de invulnerabilidad que proyectaba la imagen. Carter dió orden a su fiscal general de rebuscar concienzudamente en el historial de Barnes, y a fuego que lo hizo. En enero de 1978, Barnes era condenado a una pena de cadena perpétua sin posibilidad de fianza.

La portada que irritó a Jimmy Carter
En prisión, todo se le vino encima. Observó como sus antiguos compañeros del Consejo no se hacían cargo de sus bienes y pertenencias, como dejaban de pagar las cuotas de su abogado, e incluso, como uno de sus camaradas mantenía un affair con su novia. La rabia empujó entonces a Nicky a la venganza, y se decidió, al igual que su antiguo rival Frank Lucas, a cantar como un pajarito. Proporcionó a la policía una lista con 109 nombres relacionados con el tráfico de drogas. En su declaración, incluso reconoció su implicación en ocho asesinatos. Durante su tiempo a la sombra, Nicky tuvo tiempo de ganar un concurso nacional de poesía para internos, consiguió un diploma universitario con honores, y realizó tareas docentes de inglés para sus compañeros. Su colaboración le supuso la revocación de su condena perpetua, y fue liberado de prisión en 1998, 20 años después de su entrada. Los funcionarios que le conocieron comentaban que era un preso que destacaba por su predisposición para el trabajo y la actividad.

Nicky con su mujer de aquellos días Thelma, en los años 70
En 2007, estos dos otrora dueños de las calles de Harlem se reunieron para mantener una conversación tres décadas más tarde, propiciada y registrada por Mark Jacobson, del New York Magazine. Barnes estaba cubierto por el programa de protección de testigos, y Lucas debía usar una silla de ruedas para moverse. Las cosas habían cambiado mucho desde los años en que ambos ambicionaban arrebatar el control del tráfico de drogas en Harlem a los italianos para ponerlo en manos del hombre negro ...

Estas son algunas de las perlas extraídas de una conversación entre dos antiguos señores de la droga. Dos hombres que se revolvieron en un entorno hostíl a base de ambición y esfuerzo para vivir, al menos unos años, como emperadores. Para ver la entrevista entera (en inglés), pincha aquí. 

Sobre sus orígenes ...

Mark Jacobson: ¿ Recordáis cuándo os conocisteis ?
Frank Lucas: ¿Cúando fue, Nick? La noche que saliste de la cárcel. ¿ Era 1970, 69, 68 ...?
Nicky Barnes: Si, en los años 70. Nos conocimos por Jimmy Terrell. ¿Te acuerdas de Jimmy Terrell? Te acuerdas de Goldfinger?
FL: Claro que recuerdo a Goldfinger.
NB: Estábamos en Smalls, bebiendo.¿Te acuerdas de Prat, aquel tío que siempre tenía un taburete al lado?
FL: Claro, Prat! No vivió mucho mas tiempo, verdad?
NB: Alguien le dió caza.. Le debía dinero a alguien, o algo así ...
FL: Si ... creo que estaba con la chica de alguien.

Sobre su relación y el negocio de la droga...

MJ: A vosotros siempre os han descrito como enemigos... ¿Es cierto que lo érais ?
FL: Bueno, Nicky nunca habría podido alcanzarme. Yo conseguía la droga a 4000$ el kilo. ¿Nick, tu debías estar pagándolo a unos 65.000 o 70.000$, verdad ?
NB: En aquella época pagaba unos $35,000.
FL: Y yo pagaba $4,000. Así que no había ninguna lucha. 
MJ: ¿Cuál de los dos tenía la mejor droga ?
FL: No sigas por ahí Mark, revolviendo en la mierda. Tío, yo tenía la mejor droga del mundo...tenía entre un 98 y un 100% de pureza ...
NB: Frank tenía buena mercancía, no hay duda.. Yo tenía que coger papel y lápiz y controlar mis asuntos... Pero hablando sólo de droga, la mia estaba próxima a la suya. Tan próxima que mucha gente cogía una sin tener la necesidad de esperar por la otra. Frank, tu solías quedarte por la calle 116, verdad ?
FL: Yeah.
NB: Bueno, yo movía polvo en los cinco distritos, no sólo en el centro.
FL: Eras grande, Nicky...
MJ: Supongamos que cada uno de vosotros tiene un gramo.El modelo de negocio de Frank cara a cara frente el modelo de negocio de Nicky , ¿ cuál de los dos va a sacar más dinero ?
FL: Es una respuesta obvia, el que tenga la mejor droga, tío.
NB: Frank tiene razón. Siempre dependerá del producto. Una vez tuve una disputa con un tipo llamado Steve Austin. Mi droga era mejor, y Steve lo sabía. Un día se acercó y me dió unos toquecitos en la ventana de mi coche. “Ey, tío” dijo, “no te queremos por aquí.” Entonces dije, “voy a usar mi pie para patearte el jodido culo” En aquellos tiempos, no disparabas a nadie sólo por estar en tu territorio, ya sabes. Tenías que disputar el terreno. Pero a los compradores eso no les importa, no les importa el vendedor, sólo les importa la mercancía.


MJ: Cuando las películas sobre vosotros vean la luz, se creará un debate acerca de si merecéis ser glorificados de esa manera. ¿Qué pensáis de ello?
FL: Nick es un buen tipo que debería ser glorificado, pero yo no.
MJ: ¿Por qué lo dices ?
FL: Porque es un tío de puta madre.
MJ: Pero los dos estábais en el mismo negocio.
FL: Tu estas en el mismo negocio que otros redactores, pero no piensas en cortarles el cuello,¿ a que no ?
MJ: Frank ... venga ya.
NB: Nadie debería ser alabado por lo que haya hecho dentro del mercado de la droga. La manera en que actuábamos, toda la violencia, diez o doce homicídios, para poder mantener la operación en marcha. No puedes glorificar eso. No es algo a lo que ni Frank ni yo vayamos a animar a nuestros hijos a participar.
FL: Totalmente de acuerdo, Nick.
NB: La heroína causa estragos e inflige mucho dolor para toda la comunidad negra. No debí haber hecho lo que hice. Quizá ya entonces lo supiera, pero no me importaba.Yo quería conseguir dinero, y fue justo lo que hice. Mirando atrás, no habría tomado esas decisiones, pero siempre es más fácil darte cuenta y desinfectarte de aquello cuando ya ha pasado todo.
FL: En nuestro negocio, lo que cobras es miedo. Cuando el factor miedo entra en juego, es cuando empiezas a ver dinero . La violencia es parte de todo. En este mundo, no vas a tener palabras dulces para ningun cabrón. 

Sobre la policía y la corrupción ... 

MJ: ¿Quién era más corrupto, policias o traficantes?
FL: La policía era más corrupta. Tu te estrechas la mano con otros traficantes, os dáis vuestra palabra de honor. Si no cumples con lo que prometes, te van a matar. Todo el mundo lo sabe.
NB: Exacto, eso es así.
FL: Un traficante vive de su palabra. No me refiero a los yonkis ...Hablo de hombres como Frank Lucas y Nicky Barnes. 

Sobre su declaración y las etiquetas de soplones ...

MJ: Se que eres un hombre reflexivo, Frank. Puede que aún habiendo cometido tantos tipos de crimen, la gente pueda pensar que eres un soplón.¿Qué pensáis de ello ?
FL: Nunca en mi vida, hasta el día de hoy, he testificado contra nadie. No hay ningún hijo puta en este mundo que pueda acusarme de algo así. Los polis corruptos, vale. Pero soplón, no, no, no, no ...
NB: Cuando llegó el momento de declarar, sólo lo hice contra mis antiguos compañeros de El Consejo.
FL: Como Guy Fisher ... ( el traficante que tuvo una relación con la amante de Barnes mientras éste estaba en prisión).

NB: Si, Guy Fisher, Frank James, Wally, Coco, Kenny, y ya sabes, alguno que otro más. Cuando me encerraron en el talego, le pedí a Guy que cuidara de mi mujer, que la protegiera ... No esperaba que empezara a follársela.
FL: Guy Fisher es un cabrón. ¿Qué demonios esperabas ?
NB: Esperaba que hiciera lo que le pedí, no que me traicionara. El ya tenía una mujer que era tan atractiva como la mía.
FL: Tu mujercita no estaba nada mal, Nicky!
NB: No se por qué hizo lo que hizo, ni se por qué otros miembros del consejo le dejaron seguir vivo después de enterarse de todo. Por eso cooperé. Ya que no podía salir, podía traer a esos hijos de puta adentro conmigo.
MJ: ¿Piensas ahora diferente, Nick?
NB: No, tío. Cuando caí en la cuenta de que me habían abandonado a mi suerte en el campo de batalla, pensé “Que se jodan!” … Pensé  “Voy a traerme a esos cabrones al talego, que sepan lo que es.” Prefiero estar fuera en el programa de protección de testigos, que dentro de la cárcel. ¿Por qué iba a querer estar dentro con esa clase de negratas? No me arrepiento. Vi aquel programa en la CNN con Anderson Cooper. Los tíos estaban discutiendo sobre ese rollo de “no seas un soplón, no importa lo que pase.” Bueno, a mi me cuesta entender por qué considerar fuerte a un tio si se deja pisotear por una banda de imbéciles y no hace nada en respuesta, simplemente por un estúpido código para idiotas que se lo impide. Anderson Cooper le preguntó a este rapero, “Suponte que un chico es asesinado y sabes quien es el asesino. Se lo dirías a la policía?” Y el tipo dijo “No.” Así que a eso me refiero. Estos guiones para la vida callejera son una basura estupida.
MJ: ¿Qué opinas Frank ? ¿Crees que hay algún momento bueno para cooperar?
FL: Ya te lo dije antes. Nunca testifiqué contra nadie.
MJ: Pero si que existen algunos casos, Frank ...
FL: Escucha! Tengo remordimientos por lo que hice, vale ? ...
NB: Frank, cálmate un poco ... Estás gritando.
FL: Tengo remordimientos. Nunca vendí nada a un niño en la calle, pero me enteré de que mi gente lo hacía. Yo no quería vender a niños. No quería convertirles en yonkis. No quería participar en eso. Me justificaba diciéndome a mi mismo que no podría conseguir un trabajo en Wall Street ni limpiando retretes. Fui a la escuela tres veces, y dos de ellas, la profesora no estaba. Tuve que buscarme la vida. No quería pudrirme en la calle. Así que eso fue lo que hice, pero no es fácil. Cuando llegas arriba, cada puta rata de las alcantarillas va a querer subírsete a las barbas. Y en cuanto te quedes sin pasta, todo el mundo desaparecerá. Díselo tu, Nicky ...

Sobre la cultura hip-hop ...

MJ:¿Os imaginásteis alguna vez hasta donde llegaría todo esto del hip-hop? A vosotros dos os mencionan en algo así como un millón de canciones ...
FL: ¿A eso llamas canciones? En mis tiempos, los cantantes cantaban. Puede que hagan canciones sobre mi, pero no por ello tienen que gustarme.
MJ: ¿Qué piensas tu Nick? Eres algo así como un héroe popular en la cultura hip-hop.
NB: Nunca pensé que llegaría tan lejos.Cuando todo empezó, todo el mundo, empezando por los empresarios del mundillo, predijeron que el hip hop estaría muerto en cinco años. Decían que “Esos hijos de puta no van a sacar ni un duro.” Pero el hip-hop siguió adelante, y mira donde ha llegado. Está Jay-Z, Damon Dash, Kanye West, 50 Cent... Estos tíos están haciendo algo legítimo.
FL: Al menos Nicky conoce los nombres ... A mi no me suena ninguno. Conozco a Puff Daddy, porque conocía a su padre.
NB: Oh, Melvin! Melvin Combs.
FL: Melvin solía venir a mi casa un par de noches a la semana. Estoy orgulloso de ver al hijo de Melvin ahí arriba.

Sobre su representación cinematográfica ...

MJ: Nick, ¿ tienes curiosidad por ver cómo has sido retratado en American Gangster ?
NB: Si, claro. He oído que es Cuba Gooding Jr quien me interpreta, así que imagino que será una representación decente. Cuba es ganador de un premio de la academia ...
MJ: ¿Y qué tal Denzel haciendo de Frank ?
NB: Sólo se que si Denzel encabeza el reparto, entonces no será una peli de mierda.
FL: Denzel Washington hizo más que un buen trabajo, hizo un trabajo cojonudo. Nadie en el mundo es tan bueno como Denzel. 

Y la despedida ... 

MJ: ¿Qué os gustaría poner en vuestro epitáfio ? ¿Qué legado queréis dejar ? 
NB: Te diré lo que quiero que ponga el mío. Quiero que ponga “Tío, oh tío... era viejo. Joder, era viejo.”
FL: Jodidamente viejo.



27 febrero, 2015

El gran héroe americano


El pasado 20 de Febrero se estrenó en España la última película del talentoso Clint Eastwood, El Francotirador, que narra la historia de Christopher Kyle, un soldado americano que sirvió a su país en cuatro campañas durante la invasión de Irak. Kyle se convirtió en una leyenda para sus compañeros y compatriotas gracias a su espectacular lista de bajas enemigas (el Pentágono le atribuye unas 150 muertes, aunque él las elevaba hasta las 250; en cualquier caso, el más efectivo asesino documentado de la historia del ejército norteamericano). A principios de 2013, ya en suelo estadounidense tras dar por finalizadas sus funciones en el conflicto, Kyle y un amigo suyo se reunieron con Eddie Ray Routh, también marine americano, en un campo de tiro de Fort Worth, Texas. En teoría, el motivo de este encuentro era el de dar apoyo al último, que se encontraba aún muy afectado por el trauma de lo vivido en la guerra en territorio árabe. Había sido diagnosticado con Estrés Post-traumático. Sin embargo, el encuentro se saldó con el asesinato de Kyle y su amigo Chad Littlefield a manos de Routh. Un final totalmente inesperado para la vida de un profesional del homicidio que relata en su autobiografía American Sniper sus peripecias por tierra oriental con un inmenso orgullo.

Su muerte despide cierto aroma trágico y ridículo; un hombre sumamente efectivo y despiadado, con proverbial talento para acabar con la vida, ajusticiado en un pequeño renuncio, en su comunidad natal; en su hogar. Es una buena y cruel metáfora del sinsentido de la intervención americana en Irak y Afganistán, una buena prueba de que la guerra no es tan honrosa ni digna como nos quieren hacer creer ( Clint Eastwood incluido). Kyle encontró la muerte en su propia casa, de la misma manera en que cientos de iraquíes habían sido baleados en su propia tierra a manos de este invasor de uniforme.

En éste artículo no comentaremos el curriculum vital ni profesional de Kyle (el lector puede conocer al dedillo toda su existencia con una búsqueda en Google mediante) ni la representación cinematográfica patriótica y facilona del director de obras maestras como Cartas desde Iwo Jima o Sin perdón. Nos vamos a centrar en retratar la concepción del pueblo americano de sus políticas expansionistas e intrusivas, y en la idealización de un personaje que, al margén de cumplir con su deber, parecía deleitarse en el proceso de destruir y colonizar un pueblo y una cultura que nada había hecho para merecer su desprecio, más que estar bajo el mandato de unos dirigentes cuya ideología chocaba frontalmente con el mayoritariamente profundo y desvastador egocentrismo nacional de un país que busca encontrar su identidad en la comparación directa y arrogante con otros de menor tamaño, alcance y repercusión. El clásico abusón del recreo.



Chris Kyle nació en 1974 en Texas, el sur profundo de los Estados Unidos, tierra de convencionalismos, patriotismo y religión. Fue el americano modelo de principio a fin; casado con su mujer, con su país y con Dios. Además, como buen sureño, afirmaba que “siempre he amado las armas”. Su voluntad por ayudar a su país siempre fue completa. Ya alistado a los Navy SEAL, las fuerzas de élite del ejército americano, y situado en el país gobernado aún por Saddam Hussein, Kyle se fue ganando una fama entre sus compañeros de auténtico animal de guerra. Era conocido por el apodo de La Leyenda entre sus camaradas. Sin embargo, la percepción del bando local era bien distinta; Christopher era conocido entre los iraquíes como El demonio de Ramadi, y por su cabeza fueron ofrecidas jugosas recompensas. Kyle no titubeaba a la hora de calificar su estancia en Irak como "Divertida... Los mejores años de mi vida fueron en los SEAL". Consideraba al enemigo como personas "despreciables". Relata que “En Irak llamábamos salvajes al enemigo porque no hay otra manera de describir lo que allí encontramos”. Este es el motivo por el que no se siente culpable ni tan siquiera ligeramente avergonzado del sangriento balance de su paso por Irak, llegando a afirmar que tan sólo volvió a casa con una espinita clavada: "Solo hubiera deseado haber matado a más. No para jactarme sino porque creo que el mundo está mejor sin salvajes que acaban con la vida de americanos”.

Su mujer logró convencerle para que, tras cuatro exitosas incursiones en oriente medio, Kyle regresara a su hogar con ella y sus hijos, y se dedicara a la vida en familia. Naturalmente, se sentía como un pez fuera del agua, y se agarró al alcohol como válvula de escape para una realidad sin objetivo ni propósito, hasta que un accidente de tráfico que casi le cuesta la vida le hizo comprender que era hora de aceptar que sus días en la guerra se habían terminado. Fundó una compañia de seguridad con un suntuoso lema: ' A pesar de lo que te haya contado tu madre, la violencia si que resuelve los problemas'. Toda una declaración de principios.



El destino quiso que este soldado que tan ferozmente y con tan pluscuamperfecta eficacia había defendido los supuestos intereses de su país fuera borrado del mapa en su propia comunidad. Como dice el refrán, Quien a hierro mata, a hierro muere. Kyle había asumido con cuasi-divino significado la intervención americana en la guerra con Irak, una conducta común entre la masa más tradicional de la población y fomentada a fuego por los medios, el gobierno de turno y el sistema de valores estadounidense. La noticia de su muerte dejó consternado al pueblo gringo, que lloró y honró a su bravo y fiero hijo. Sin embargo, cabe recordar de donde nace la fama de este personaje.

Kyle era una celebridad admirada en su país porque representaba al buen americano clásico: hombre de su tierra, de su mujer y de su Dios, intrépido y valeroso en la acción y modesto y solemne en el discurso. Kyle siempre lidió con ambivalencia y humildad con su popularidad, e incluso admitió que no encontraba motivo a la realización de su autobiografía pues, en sus propias palabras, "¿A quién le interesa mi vida? No soy diferente a cualquier otra persona”. El pueblo norteamericano, aunque en ocasiones dividido respecto a la verdadera utilidad de aventurarse en territorios lejanos a golpe de fusil para acabar por derrocar y recolocar gobiernos y saquear recursos de interés, siempre ha coincidido en su unánime respeto por la figura del soldado. Estamos ante una nación levantada en base a una revolución y una guerra, y no por legítima posición natural ancestral en el territorio, como puede ser el caso de los pueblos europeos. El sacrificio y el peligro al que se enfrentan los jóvenes reclutas son tremendamente valorados por el grueso del pueblo yankee. Pero además de todo esto, Kyle destacaba entre todos sus compis de batalla por haber sido especialmente devastador y sangriento. En otras palabras, por haber sido más útil que nadie para su país. El bueno de Kyle será recordado por el pueblo, y ahora incluso por el cine, cómo el más efectivo tirador de la historia americana, así que cabe preguntarse de que manera una historia similar sería considerada como honrosa en otros países del mundo. 

Probablemente en España no honraríamos de manera tan extraordinaria la labor de un ser humano que se ha llevado por delante la vida de cientos de personas en su propio lugar de residencia. Porque no se puede obviar el hecho de que el conflicto de Irak no era en absoluto una guerra, sino más bien se trata del último abuso de poder de los Estados Unidos ante la complaciente mirada de la comunidad internacional. Quizá en unos siglos, la humanidad eche la vista atrás y se escandalice ante la verdadera magnitud de la maniobra americana en Oriente medio. Un sistemático genocidio y desmantelamiento de un pueblo que carecía de recursos, población, equipamiento y estructura para repeler el ataque de una fuerza invasora de tan colosales dimensiones. Además de ser más fuertes, estaban muy cabreados. El absoluto desprecio de Kyle por la cultura babilónica es la tónica habitual entre las buenas gentes de ese gran país que es Estados Unidos. El odio y la discriminación cultural son dimensiones realmente intrínsecas a la personalidad estadounidense.

La figura de Christopher Kyle se irá expandiendo progresivamente hasta entrar a formar parte de la cultura popular americana, tan propensa al iconismo y la parafernalia como a la actividad bélica, activa o pasiva. Será una muestra más de la profunda ignorancia de un pueblo que busca ansiosamente construir una historia propia, plena de símbolos, momentos, personajes y logros que doten a la comunidad de orgullo y referencias. En tanto que un hombre nacido en Texas que acabó por viajar más de 11.000 km hasta en cuatro ocasiones con el único objetivo de neutralizar personas que, según lo previsto en su día de nacimiento, nunca debería de haber conocido, para luego ser masivamente honrado por ello y clasificado como un auténtico héroe, siga siendo el prototipo de figura de admiración para un pueblo de más de 300 millones de habitantes, el mundo sigue estando abocado a la injusticia y la desolación.


Kyle relata en su libro el momento en el que tuvo que disparar por primera vez a una mujer. Mientras estaba apostado haciendo su guardia, observó como una mujer se acercaba a un vehículo de marines con un niño agarrado de una mano y una granada en la otra. Admite que ante la primera orden de disparo, dudó, pero no ocurriría lo mismo en la segunda: Kyle apretó el gatillo, derribó a la mujer, y salvó a sus compañeros. Ante la cuestión de si se arrepiente, su respuesta es que "no lo lamento, esa mujer ya estaba muerta y yo tenía que asegurarme que ella no se llevaba a ningún marine por delante. Disparar era mi deber

Su reflexión no es errónea. Esa mujer ya había decidido acabar con su vida y solo albergaba la esperanza y la intención de arrastrar a algún americano con ella; la misión de Kyle era evitar este escenario y salvar la vida de sus compañeros, y lo hizo, una vez más, con suma eficacia. Pero resulta evidente que Chris no dedicó mucho tiempo a meditar el por qué esa mujer había decidido sacrificar su vida. Parece claro que hay que estar sumido en una profunda desesperación para llegar al punto de sacrificar tu vida en pos de una causa ulterior; en este caso, todos aquellos etiquetados por la prensa como "terroristas" no son más que seres humanos que han visto cómo un opresor extranjero se ha presentado en su tierra con funestos planes de estructurada destrucción e innegociable muerte, para encima jactarse de ello de cara al resto del mundo, con el pretexto de estar ejerciendo una acción necesaria y orientada a preservar la paz y el orden en el planeta. Ante tan desalentadora situación, el acto de entregar tu vida con la ilusión de aportar tu granito de arena en la imposible tarea de desplazar al invasor no merece ser calificado como "terrorista" de ninguna de las maneras. Es obligado preguntarse qué entendemos por terrorismo y quién es la verdadera víctima en esta guerra. Chris Kyle acabó con la vida de cientos de personas; y fue precisamente otro profesional de la muerte el que le dió materile. Podríamos considerar este final como triste, como sucio, como inesperado... pero nunca, nunca como injusto.





20 febrero, 2015

La rocambolesca historia de la Nación del Islam ( primera parte )

(Ojo, no confundir ni vincular con ninguna rama del Islam ni con el mundo árabe )


La Nación del Islam es una organización religiosa y política fundada en el año 1930 en los Estados Unidos. Es conocida por haber contado entre sus filas con figuras relevantes de la cultura afroamericana, como Malcolm X o Muhammad Ali, y gozó de cierto poder social e influencia en las décadas de mitad del siglo XX. Hasta aquí todo normal, pero vamos a profundizar un poco más en la extraña historia de su fundación, en sus ridículas creencias existenciales, y en su papel y función en el movimiento de los derechos civiles y el desarrollo del hombre negro en territorio yankee.

La Nation of Islam fue fundada por Wallace Fard Muhammad. El tal Fard llegó en el año 1930 a Detroit, con un pasado misterioso, donde permaneció cuatro años organizando a la comunidad negra en torno a una nueva ¿fe?. Comenzó visitando vivienda a vivienda a los inmigrantes afroamericanos recién llegados a la ciudad provenientes del sur rural, a los que vendía seda recogida en sus condados de orígen. Poco a poco, comenzó a adoctrinar a estas familias, usando en un principio la Biblia, el único libro religioso con el que su audiencia estaba familiarizado. Poco después, conforme sus seguidores crecían, comenzó a atacar a la mayoria caucásica del lugar y a desprestigiar las enseñanzas de la Biblia, en una maniobra destinada a confundir aún más a su público. Este mismo público crecía gradualmente y financió económicamente un salón que usarían como templo en sus reuniones.

Fard comenzó a utilizar el Corán, y su audiencia, a memorizarlo en sus sermones. El auge de esta comunidad vino aparejado de acusaciones, sospechas, problemas con la policia y recelos del vecindario, llegando incluso a circular el rumor de que en la reciente hermandad se llevaban a cabo sacrificios humanos. Pronto se crearon estructuras alternas dentro de esta organización, como una Universidad del Islam, para que los niños en edad escolar recibieran enseñanzas allí y no en la escuela pública, o la Clase de Entrenamiento y Educación Civilizada para Mujeres Musulmanas, donde aprendían sus "deberes" como esposa musulmana, véase mantener la casa, limpiar y cocinar. Además, se regularizó el puesto de Ministro del Islam, dotando a la organización de un esquema jerárquico.

En 1934, Fard Muhammad desapareció de Detroit y de la Nación en extrañas circunstancias y tras innumerables disputas con las autoridades locales. Tan pronto como su sucesor al mando de la Nación, Elijah Muhammad, lo denominó como la personificación (literal) de Alá en la Tierra, anunciando que Fard era la fuente de todas sus enseñanzas, y dado el desconocimiento general sobre sus orígenes y su huida, el FBI se apresuró a dibujar la historia real de su vida.

En su búsqueda, los investigadores se encontraron con datos de un tal Wallie D. Ford, un sujeto con antecedentes en California, donde en 1926 fue condenado a una pena que iba desde seis meses hasta seis años en la prisión estatal de San Quintín. En 1957, el FBI se reunió con Hazel Barton-Ford, la esposa legal de Wallie Ford y con quien había tenido un hijo en 1920 llamado Wallace Dodd Ford. La descripción dada por su mujer era la de un "caucásico neo-zelandés".

Dos años después, el FBI envió una historia al periódico Chicago New Crusader, donde se aseguraba que Fard era " un nazi nacido en Turquía que había trabajado con Hitler en la II guerra mundial". La noticia relataba como Fard era un "turco musulmán que llegó a EE UU a principios del s.XX", y que habría conocido a Elijah Muhammad en prisión. Más tarde, en 1963, en una carta enviada al diario Los Angeles Evening Herald-Examiner, el FBI aseguraba que Fard era en realidad Wallace Dodd Ford. 

Titular del periódico el día en que se publicó que Fard era en realidad Wallace Dodd Ford

Una investigación de Karl Evanz para el Washington Post en 1978 arrojó algo de luz a esta enigmático pasado. Fard, usando el nombre de Fred Dodd, se casó en Oregón en 1914. En 1916, abandonó mujer e hijos para mudarse a California. Una tarjeta de registro del reclutamiento para la Primera Guerra Mundial de 1917 le identifica como Wallie Dodd Fard, soltero, dueño de un restaurante en Los Angeles y nacido en Afghanistán. En 1920, vuelve a cambiar su lugar de nacimiento, esta vez a Nueva Zelanda. Nuevamente, en 1926, en la tarjeta de su matrimonio con otra mujer, señala que es nacido en Oregon y de ascendencia española ( afirmó que sus padres residían en "Madrad, Span", la versión americana de Madrid, Spain).



El FBI continuó estudiando el caso de Fard hasta la extenuación, siendo una constante la aparición de nuevos y sorprendentes datos bibiográficos cada par de años. Siendo el fundador de la organización un pájaro como este, no es de extrañar su inusual y completamente ridícula ideología. 

Una vez Fard desapareció de Detroit, su protegido Elijah Muhammad asumió el liderazgo de la nación y reveló a todos que su mentor no era otro sino Alá bajado a la tierra. Y se ve que, aunque algunos manifestaron su profundo disgusto ante esta inesperada revelación y abandonaron su fe, muchos no espantaron y se mantuvieron dentro de la organización. Elijah visitó una ciudad tras otra, y situó su sede central en Chicago. A mediados de los años sesenta, la Nación del Islam ya se había extendido por más de 60 ciudades y contaba con comunas en varios países del mundo entero. A su muerte en 1975, la nación se dividiría en dos facciones, una de ellas más próxima al Islam original. Hoy en día la rama saliente de la original Nación del Islam está dirigida por Louis Farrakhan, un personaje ciertamente controvertido y oscuro, y que merecería reseña aparte.

Las creencias religiosas de la Nación diferían en mucho de la auténtica ideología islámica, empezando por su consideración politeísta de Dios. Para la Nación, diferentes seres pueden alcanzar el estatus de "Alá", aunque no a la vez. Para esta secta, el universo se creó hace 66 trillones de años, momento en el que se materializó, de la nada, el primer Alá, negro, por supuesto. Este Alá etíope legó, a su muerte, la responsabilidad de dirigir el cosmos en un consejo de 23 sabios científicos negros presididos por el Alá de turno. Estos caballeros se las apañan para crear nuestro planeta 25.000 años antes de lo documentado por la ciencia.

Otras creencias sorprendentes son, por ejemplo, la consideración del hombre negro como superior a las demás razas ( cabe señalar que el Islam original defiende a ultranza la igualdad de todas las razas), habiendo sido la raza caucásica creada por un científico malvado y demoniaco llamado Yakub (inspirado en el Jacob bíblico). Yakub creó una perversa raza de hombres blancos con el sino de dominar el mundo durante 6.000 años. Los hombres blancos, incluidos los judíos, erán definidos como "diablos de ojos azules". La nación procesaba un profundo antisemitismo, y señalaba a los judíos como los culpables del comercio de esclavos afroamericanos, un punto en el que probablemente no fueran desencaminados.

Malcolm X sabía cómo levantar a las masas

Con tan sospechoso creador y caricaturesca ideología, resulta complicado entender la repercusión de la Nación del Islam en la sociedad de su tiempo. Sin embargo, esta organización surgió en el momento adecuado para disfrutar de tales reconocimientos. Su fundador, un tipo posiblemente retorcido y manipulador, pero también clarividente y hábil, identificó rapidamente que estructurar a la maltrecha comunidad negra americana le podría venir de maravilla para ganar algo de poder y dinero en el proceso. Más allá de sus premisas y preceptos, la Nación del Islam era una organización de negros para negros, algo poco común en aquella época, y servía magistralmente de plataforma social para la propuesta y debate de los muchos males y vejaciones de que eran víctimas sus miembros por aquellos días. Era la época de grandes activistas que ayudaron a dar un cambio de rumbo necesario a su sociedad y al mundo entero, ejerciendo una magnífica labor para poner fin a la discriminación, el racismo y, a fin de cuentas, al sinsentido que reinaba en las relaciones entre la masa mayoritaria blanca y la minoría afroamericana. Fue el tiempo de figuras como Martin Luther King o Rosa Parks, pero también de Malcolm X y Muhammad Ali, los dos integrantes más célebres de la Nación del Islam.

Ambos entrarían a la organización plenos de ilusión y compromiso, ascenderían puestos sin problema alguno en la misma hasta convertirse en símbolos y referentes, y acabarían por abandonar la Nación en franco desacuerdo con sus dirigentes e ideologías, iniciando, desarrollando y terminando en el camino una amistad. Uno de ellos acabaría pagándolo con la vida ...

Malcolm X en pleno discurso, con su por aquel entonces líder Elijah Muhammad justo detrás